Humedades, grietas, daños estructurales,… enfrentarse a daños en la vivienda supone una auténtica carrera de obstáculos: la prioridad, arreglar los desperfectos, si se puede; después, determinar de quién es la culpa, y finalmente llegar a un acuerdo satisfactorio para todos. ¿Tiene un buen seguro? Aquí le contamos cómo actuar en cada caso.
IDENTIFICAR AL RESPONSABLE, FUNDAMENTAL
No es tarea fácil. Primero, hay que determinar el origen del problema. Lo normal es contactar con el seguro de hogar, si se tiene, para que envíen un perito y evalúe la situación. Éste determinará el origen del daño. La causa puede estar en la propia casa del afectado o en la de un vecino. Pero si el origen del problema está en una zona común o de estructura del edificio, entonces es responsabilidad de la comunidad.
En el caso de viviendas alquiladas, la situación se complica, porque hay que determinar si la culpa es del dueño, que no ha mantenido bien el inmueble, o del inquilino, que tendrá que demostrar que no ha actuado con negligencia, que el daño se ha producido por un hecho fortuito o por falta de mantenimiento de la instalación. Recuerde que el inquilino debe informar de cualquier desperfecto al propietario, que tiene obligación de subsanarlo y mantener la vivienda en condiciones de habitabilidad.
Si la avería afecta a otras viviendas o a zonas comunes de la comunidad, la interpretación de la ley es un tanto confusa. Hay quien defiende que el propietario de la vivienda es el único responsable, pero otros expertos opinan que tanto el propietario como quien habita la casa deben responder ante el siniestro. En cualquier caso, si los daños afectan a varios vecinos o a todo el edificio, es conveniente ponerse de acuerdo para reclamar de forma conjunta, incluso a través de la comunidad de propietarios si afecta a todo el edificio.